martes, 11 de marzo de 2014

Fracturas

Introducción 

Se denomina fractura a la rotura de un hueso o bien a la discontinuidad del tejido óseo (fisura). Los mecanismos capaces de producir fracturas son de dos tipos, uno directo que localiza la fractura justo en el punto de impacto del traumatismo y otro indirecto, fracturando a distancia del punto de impacto.  Existen distintos tipos de fractura, pero que carecen de interés desde el punto de vista del socorrismo, pues la sintomatología será común y el diagnóstico diferencial se realizará a través del estudio radiológico. No obstante, de forma general, podemos clasificar a las fracturas en dos familias: las  abiertas o complicadas, de especial gravedad ya que el hueso roto rasga la piel produciendo heridas y posibles hemorragias; y las cerradas o simples,  menos graves, cuando no existe herida.

Síntomas y signos


De forma general, se puede sospechar la existencia de una fractura si el accidentado presenta varios de los siguientes síntomas/signos locales (dolor  intenso que aumenta con la palpación, impotencia funcional, hinchazón y amoratamiento, deformidad más o menos acusada y/o acortamiento de una extremidad, existencia de una herida con fragmentos óseos visibles) o generales que son el reflejo de la existencia de una hemorragia o las repercusiones de los fenómenos de dolor (taquicardia, palidez)

Actuación

  1. Evitar movilizaciones (propias y del herido).
  2. Exploración:
  • Evaluación primaria: signos vitales.
  • Evaluación secundaria, preguntando por sensaciones, dolor, posibilidad de movimiento, comparación de extremidades, acortamiento de las mismas, deformidades. 
  1. Valorar los pulsos distales (radial o pedio), para descartar la existencia de hemorragias internas.
  2. En el caso de una fractura abierta, aplicar sobre la herida apósitos estériles.
  3. Inmovilización
  4. Tapar al paciente (Protección térmica)
  5. Evacuación, manteniendo el control de las constantes vitales y vigilando el acondicionamiento de la fractura.


Inmovilización


Las razones para inmovilizar son múltiples. Si se consigue evitar el movimiento del hueso y de la articulación, conseguiremos:

  • Prevenir o minimizar las complicaciones por lesión de estructuras vecinas como pueden ser los músculos, los nervios y los vasos sanguíneos.
  • Evitar el cambio en la estructura de la fractura (de incompleta a completa, de cerrada a abierta).
  • Reducir el dolor.
  • Evitar el shock.

Para inmovilizar una fractura se deberán seguir las siguientes recomendaciones:

  • Tranquilizar al accidentado y explicarle previamente cualquier maniobra que tengamos que realizar.
  • Quitar todo aquello que pueda comprimir cuando se produzca la inflamación (anillos, brazaletes)
  • Inmovilizar con material (férulas) rígido o bien con aquel material que una vez colocado haga la misma función que el rígido (pañuelos  triangulares).
  • Almohadillar las férulas que se improvisen (maderas, troncos).
  • Inmovilizar una articulación por encima y otra por debajo del punto de fractura.
  • Inmovilizar en posición funcional (si se puede) y con los dedos visibles.
  • Nunca reducir una fractura (no poner el hueso en su sitio).
  • Evacuar siempre a un centro hospitalario.

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